«La beca de prácticas de la ONCE nos permite demostrar lo que podemos hacer superando nuestras limitaciones»
Estudiantes de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) pueden solicitar hasta el 30 de noviembre la beca de la Fundación ONCE y Crue-Universidades Españolas para la realización de prácticas externas para alumnos universitarios con discapacidad, que cuenta con la cofinanciación del Fondo Social Europeo, en el marco del Programa Operativo de Inclusión Social y Economía Social 2014-2020. De esta iniciativa se podrán beneficiar 300 jóvenes de toda España que tengan una discapacidad reconocida igual o superior al 33%. “Este tipo de becas te permiten demostrar lo que puedes hacer, superando tus limitaciones, porque es instintivo pensar que alguien con discapacidad va a estar en desventaja para realizar un trabajo, pero en muchos casos se compensa sobradamente por sus mayores ganas e ilusión”, afirma Alberto Ortega Sabater, uno de los exalumnos de la Universidad Politécnica de Cartagena becado por la ONCE. Graduado en Arquitectura por la UPCT, Ortega Sabater recibió la beca de 600 euros brutos al mes durante la realización de prácticas en un estudio arquitectónico, “un paso muy necesario para formarnos como arquitectos”, resalta el egresado de la Politécnica, que trabaja como profesional autónomo desde que acabó la carrera, en 2018. “Colaboro en diseño y visualización de proyectos con otros estudios de Arquitectura, realizando trabajos similares a los que hice durante las prácticas”, comenta. “Personal y profesionalmente, estoy contento, no me puedo quejar, aunque al principio de una carrera profesional lógicamente no te haces de oro”, señala.
«Una oportunidad única» “La beca me sirvió para hacer mis primeras prácticas en un entorno laboral, fue una oportunidad muy grande para aprender a trabajar de lo mío”, resalta María Luisa Prieto Guerrero, titulada en Ingeniería Civil por la UPCT y becada por la ONCE durante sus prácticas en el servicio de Infraestructuras del Ayuntamiento de Cartagena. “Trabajé en oficina y también visitando obras y proyectos, aprendiendo de temas muy diversos, desde tratamiento de aguas, a carreteras, pasando por parques y jardines”, rememora esta ingeniera que pudo compatibilizar las últimas asignaturas de la carrera con esas prácticas y su reciente maternidad. Lamentablemente, desde entonces no ha encontrado trabajos que se adapten a sus circunstancias. “La enfermedad no me da tregua y todo me supone un mayor esfuerzo”, cuenta. “Se rumorea que hay muchas ayudas para personas con discapacidad, pero realmente es muy difícil acceder al mercado laboral”, asegura.
Prácticas que no sustituyan empleos Más agridulce ha sido la experiencia del ingeniero industrial Jesús García López, que estuvo becado por la ONCE durante sus prácticas en varias compañías del sector industrial. “Deberían ser las empresas que se benefician de nuestro trabajo las que nos compensen, y no la Fundación”, arguye, señalando los riesgos de que se generen dinámicas en la que “los becarios sacamos el trabajo adelante pero después no nos contratan. Juegan con la ilusión que tienes al terminar la carrera”, critica. Mucho mejor fue su experiencia como becario del Servicio de Informática de la UPCT, por lo que no entiende porqué no puede acceder a las ofertas de este tipo de empresas en el portal de empleo de la ONCE.