Residentes universitarios en tiempos de pandemia
Residencias y colegios mayores se encuentran entre los puntos señalados por las diferentes administraciones en estas semanas de especial interés epidemiológico. Los pasillos de la residencia Alberto Colao de la UPCT este curso están casi vacíos. Los espacios de ocio, también. En el resto de las dependencias, se ven pocos estudiantes y guardando la distancia. Para juntarse a estudiar, lo hacen sobre todo en espacios abiertos.
Ante este panorama marcado por la pandemia del coronavirus ¿qué opinión tienen los residentes en estos momentos en los que las noticias hablan constantemente de estudiantes confinados y fiestas en estos lugares? ¿Cómo les ha cambiado su día a día?
“Estamos muy bien, pero es diferente”, afirma Inmaculada Mula, una estudiante de 2º curso del Grado en Tecnologías Industriales de la UPCT. Esta lorquina, que se aloja por segundo año en Alberto Colao, resalta las estrictas normas a las que están obligados: “tenemos que salir de la planta durante dos horas mientras limpian las habitaciones; en el comedor antes podíamos estar en mesas de cuatro y ahora solo una persona y guardando la distancia entre mesa y mesa…” Por tanto, a juicio de esta estudiante, “no percibimos sensación de inseguridad”.
Lo que peor lleva Alejandro Moreno Canales, un alumno de Ingeniería Naval, que este curso realiza su Trabajo Fin de Grado, “es tener que comer solo, no poder estudiar con amigos, no poder compartir anécdotas o tener el gimnasio limitado”.
Se da la circunstancia de que este joven benidormense es uno de los dos becarios de colaboración/formación, de Alberto Colao. Los residentes les dicen los “jefes de planta”. Entre sus funciones, controlar que los residentes cumplen las medidas higiénico sanitarias COVID-19.
Iván Mayoral, otro almeriense de 4º de Ingeniería Electrónica, es el otro becario de la residencia. Resalta que deben estar muy pendientes del comportamiento de todos los residentes. Y advierte que ante una falta grave: expulsión.
Y las fiestas: suspendidas. Alejandro Moreno, ya veterano, cuenta cómo se han suspendido las fiestas de Halloween, Navidad, carnaval y la ibicenca que organiza la residencia en mayo”.
Los tres estudiantes resaltan que el director de la residencia, el profesor Domingo Alcaraz, les ofrece información a tiempo real de todas las medidas que va dictando Rectorado. Enseguida nos reúne y habla con nosotros”.
El protocolo de seguridad es estricto. La residencia sigue las directrices marcadas por las autoridades sanitarias. “Nuestro Servicio de Prevención de Riesgos Laborales ha adaptado los espacios de uso común , como salas de estudio, comedor”, señala Domingo Alcaraz.
Por ejemplo, “en la sala de estudio pueden estudiar 29 estudiantes, 27 en el comedor, se han establecido dos turnos de seis personas en el gimnasio. Los baños compartidos están limitados a dos personas”, aclara. Antes de la COVID 19 en la sala de estudio podían estudiar del doble. En el comedor podían estar 70. En el gimnasio también.
Además, este año “hemos prohibido la entrada a visitantes. Antes podían recibir visitas durante el día o venir algunos profesores o estudiantes a comer”, agrega el director. Alcaraz destaca: “Son adultos y responsables. Lo que más le repetimos es que deben cumplir las normas para no poner en riesgo a sus familias y a su entorno”.
En definitiva, Alberto Colao no se limita a dar alojamiento y manutención a los residentes.