Juan José Jorquera, Doctor Ingeniero de Caminos y profesor de Puentes de la UPCT: «La normativa actual de puentes reduce el riesgo de accidentes como el de Baltimore»
El colapso de la estructura era inevitable, ya que el volumen del barco que impactó contra la pila del puente es comparable a un portaviones nuclear, de los más grandes de la marina norteamericana
Juan José Jorquera, Doctor Ingeniero de Caminos y profesor de Puentes en el master de Ingenieria de Caminos, Canales y Puertos de la UPCT ha explicado que “la normativa actual de puentes, que obliga a disponer protecciones más resistentes en sus pilas, reduce el riesgo de accidentes como el ocurrido en Baltimore”.
La normativa actual, tanto americana como europea, obliga a considerar en los proyectos de puentes sobre vías navegables el efecto de impactos de barcos sobre las pilas. Como resultado, los puentes modernos tienen unas obras de protección rodeando las pilas que evitan o por lo menos reducen los efectos en caso de colisión.
“Este puente, que es de los años 70 del siglo pasado, no tenía que respetar una normativa tan estricta. Entonces este enorme portacontenedores impacta, casi sin obstáculos, justo en una pila, que es un elemento critico que soporta gran parte de la longitud del puente y desgraciadamente el colapso resulta inevitable”, afirma Juan José Jorquera.
Según explicó el experto, las conclusiones son provisionales porque todavía están bajo investigación, pero parece claro que la causa del colapso ha sido el impacto del barco y no su estado de conservación.
Para hacernos una idea, “el barco que ha impactado es de 300 metros de eslora y un desplazamiento de 95.000 toneladas, que es comparable a un portaviones nuclear de los más grandes de la marina norteamericana, como las clases Nimitz o Gerald Ford”.
El puente tiene menos de 50 años, una edad inferior a la duración prevista , lo que llamamos la vida útil de un puente, que puede ser de 100 años o superior. Pero incluso un puente recién construido y en perfecto estado no habría sido capaz de resistir este impacto. En eso parece que están de acuerdo todos los expertos que han emitido un juicio provisional sobre el colapso: que era inevitable y el estado del puente no ha tenido influencia.
Conservación y mantenimiento
El primer control de un puente es la prueba de carga, justo después de terminar la construcción. El puente se somete a unas cargas parecidas a las que va a tener durante su vida, se monitoriza durante esa prueba y se comprueba que responde como se esperaba. Por ejemplo, se mide la deformación del puente en la prueba, que tiene que coincidir razonablemente con los cálculos teóricos.
Después, periódicamente, los puentes se someten a inspecciones con distinto grado de profundidad, realizadas por profesionales especializados, que permiten determinar el estado de conservación de la estructura.
“El hecho de que el colapso de un puente sea noticia de alcance internacional nos da una idea de su excepcionalidad, e indirectamente, del nivel tan alto de seguridad que la ingeniería moderna ha conseguido en este tipo de estructuras”, afirma Juan José Jorquera.