Durante las últimas décadas hemos sido testigos del daño que ha sufrido nuestra laguna salada, el Mar Menor. El abuso a la hora de utilizar los fertilizantes químicos ha perjudicado a los campos, al mar y al medioambiente. No ha sido posible poder solucionarlo, ya que no han usado el método que ofrecemos, el cual es el más eficiente y sostenible. Hemos decidido utilizar la actividad de la lombricultura, que consiste en la cría de las lombrices, con el fin de fertilizar los campos de cultivo con sus heces llamado guano. Este es un abono orgánico que se caracteriza por ser inodoro, no atrae insectos y su huella de carbono es cero, por eso es un gran fertilizante ecológico.