Las consecuencias del proceso de globalización que hemos experimentado en estas últimas décadas (el desequilibrio económico en un gran número de empresas por la concentración del capital en grandes multinacionales, aumento del desempleo en países desarrollados, etc.) y la crisis económica afectada por el COVID-19, nos han llevado a realizar este proyecto concentrado principalmente en los puntos siguientes: el decrecimiento económico, como una mejor opción para las empresas más favorable para el medioambiente, y la desglobalización: el proceso inverso a la globalización que implica un retroceso de la interdependencia, principalmente comercial, pero también social, cultural y tecnológica entre países, que la pandemia ha acelerado.