«Cualquiera que salga de la UPCT puede llegar tan lejos como se proponga»
El ingeniero de Caminos, Canales y Puertos Juan Antonio Vicente hará un MBA en la primera escuela de negocias de Estados Unidos con el apoyo de la Fundación Juan Miguel Villar Mir
Publicada el 24.Jul.2014
24.julio.2014.- La prestigiosa Wharton School de Filadelfia, la primera escuela de negocios de Estados Unidos, acoge ya a Juan Antonio Vicente Alfonso, murciano del 87 y vicepresidente de la asociación de antiguos alumnos de la Escuela de Caminos y Minas de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT).
Una beca de la Fundación Juan Miguel Villar Mir, la de mayor cuantía conseguida por un estudiante de la Región de Murcia, costerá los aproximadamente 200.000 dólares que se requieren para pagar su matrícula, alojamiento y manutención en la universidad americana. Una cuantía que Juan Antonio estaba dispuesto a afontar con sus ahorros y con un préstamo de tan convencido que está del importante paso que va a dar en su carrera profesional. La beca que le eximirá de tan elevado desembolso sin contraprestación alguna es la única que concede al año la Fundación del presidente de OHL, que no ha tenido reparos, dado el gran currículum del exalumno de la UPCT, en concedérsela pese a que hasta ahora trabajaba para la competencia.
Ingeniero técnico de Obras Públicas por la Politécnica de Cartagena en 2008, con el tercer mejor expediente nacional, e ingeniero de Caminos, Canales y Puertos en 2010 con premio extraordinario de la Universidad de Alicante, Juan Antonio comenzó en 2011 a trabajar para la división industrial de FCC en la construcción de plantas termosolares en Palma del Río y Villena, donde llegó a ser el jefe de producción. En 2013, tomó una arriesgada decisión, al ofrecerse para irse a trabajar a las obras del metro de Riad, el mayor contrato conseguido por una empresa española en la historia.
“Fue muy duro. Tuve que empezar de cero, porque no tenía nada que ver con lo que había hecho anteriormente, y me supuso alejarme de mi familia y de mi novia. Era el destino que nadie quería y estuve cerca de dejarlo, pero aguanté, porque sabía que necesitaba una experiencia internacional en mi CV y fue fundamental para superar la selección de Wharton”. Ahora, tras mucho “esfuerzo y trabajo”, su leit motiv, proseguirá en Estados Unidos su meteórica carrera profesional, y lo hará bastantes usos horarios más cerca de su novia, que trabaja en Honduras.
- ¿Abrumado o ilusionado?
- Ambas sensaciones. Da cierto miedo volver a las clases después de tres años trabajando, porque estás un poco oxidado, pero me he estado preparando para refrescar las matemáticas. Sé la responsabilidad que tengo, me he comprometido con la Fundación Villar Mir a darlo todo, a dejar bien alta la marca España. Y también sé que estoy ante una oportunidad única.
- ¿Tener premios Nobel como profesores da respeto?
- Por supuesto. Voy a poder aprender mucho, y no solo de los profesores, también de los compañeros, que son muy brillantes. Incluso los hay que proceden de la NASA.
- ¿Qué aporta un MBA a un ingeniero?
- El de Wharton dicen que te cambia la vida. Es un trampolín a ofertas de trabajo impensables sin él. Pero en general, los MBA nos aportan a los ingenieros conocimientos en dirección de empresas, marketing, finanzas y recursos humanos, que son básicos para alcanzar puestos de responsabilidad.
- ¿Qué esperas hacer tras el máster?
- Me gustaría adquirir experiencia en el sector financiero y la banca de inversión, para conocer cómo son las finanzas asociadas a los grandes proyectos de infraestructuras y energía y conseguir en un futuro un puesto directivo en una gran empresa de construcción.
- ¿Te siguen sirviendo los conocimientos adquiridos en la UPCT?
- Más que los conocimientos en sí, lo que sí me ha resultado fundamental es la forma de trabajar a la que te habituas en la UPCT. Es lo que me ha ayudado a enfrentar los problemas del día a día en el trabajo y a preparar el test de acceso a Wharton.
- ¿Tu ejemplo demuestra la calidad de la enseñanza en las universidades públicas?
- Cualquiera que salga de la UPCT puede llegar tan lejos como se proponga. Lo importante es esforzarse mucho y demostrar tu valía trabajando.
- ¿Intentarás seguir ligado a la UPCT?
- La UPCT siempre ha sido mi casa. Le tengo mucho cariño. Seguiré en la asociación de antiguos alumnos, intentaré retomar el doctorado que tuve que dejar por falta de tiempo y me encantaría algún día poder dar clase en esta universidad. Sería una forma de devolver lo mucho que me ha dado.
- ¿La pujanza de las grandes constructoras españolas respalda la buena imagen de nuestros ingenieros?
- Sin duda. Con la crisis, las grandes empresas han sabido diversificar su negocio e internacionalizarse y lo han conseguido gracias a sus ingenieros. Fuera de España nos damos cuenta de lo que realmente valemos.
- ¿Está vivo el sector de la obra civil?
- Sí, sobre todo en en Oriente Medio, donde hay muchísimo trabajo. Más oportunidades de lo que la gente se imagina. Y aquí confío en que repuntará el sector y podremos volver algún día a devolver lo mucho que la sociedad española nos ha dado.
Una beca de la Fundación Juan Miguel Villar Mir, la de mayor cuantía conseguida por un estudiante de la Región de Murcia, costerá los aproximadamente 200.000 dólares que se requieren para pagar su matrícula, alojamiento y manutención en la universidad americana. Una cuantía que Juan Antonio estaba dispuesto a afontar con sus ahorros y con un préstamo de tan convencido que está del importante paso que va a dar en su carrera profesional. La beca que le eximirá de tan elevado desembolso sin contraprestación alguna es la única que concede al año la Fundación del presidente de OHL, que no ha tenido reparos, dado el gran currículum del exalumno de la UPCT, en concedérsela pese a que hasta ahora trabajaba para la competencia.
Ingeniero técnico de Obras Públicas por la Politécnica de Cartagena en 2008, con el tercer mejor expediente nacional, e ingeniero de Caminos, Canales y Puertos en 2010 con premio extraordinario de la Universidad de Alicante, Juan Antonio comenzó en 2011 a trabajar para la división industrial de FCC en la construcción de plantas termosolares en Palma del Río y Villena, donde llegó a ser el jefe de producción. En 2013, tomó una arriesgada decisión, al ofrecerse para irse a trabajar a las obras del metro de Riad, el mayor contrato conseguido por una empresa española en la historia.
“Fue muy duro. Tuve que empezar de cero, porque no tenía nada que ver con lo que había hecho anteriormente, y me supuso alejarme de mi familia y de mi novia. Era el destino que nadie quería y estuve cerca de dejarlo, pero aguanté, porque sabía que necesitaba una experiencia internacional en mi CV y fue fundamental para superar la selección de Wharton”. Ahora, tras mucho “esfuerzo y trabajo”, su leit motiv, proseguirá en Estados Unidos su meteórica carrera profesional, y lo hará bastantes usos horarios más cerca de su novia, que trabaja en Honduras.
- ¿Abrumado o ilusionado?
- Ambas sensaciones. Da cierto miedo volver a las clases después de tres años trabajando, porque estás un poco oxidado, pero me he estado preparando para refrescar las matemáticas. Sé la responsabilidad que tengo, me he comprometido con la Fundación Villar Mir a darlo todo, a dejar bien alta la marca España. Y también sé que estoy ante una oportunidad única.
- ¿Tener premios Nobel como profesores da respeto?
- Por supuesto. Voy a poder aprender mucho, y no solo de los profesores, también de los compañeros, que son muy brillantes. Incluso los hay que proceden de la NASA.
- ¿Qué aporta un MBA a un ingeniero?
- El de Wharton dicen que te cambia la vida. Es un trampolín a ofertas de trabajo impensables sin él. Pero en general, los MBA nos aportan a los ingenieros conocimientos en dirección de empresas, marketing, finanzas y recursos humanos, que son básicos para alcanzar puestos de responsabilidad.
- ¿Qué esperas hacer tras el máster?
- Me gustaría adquirir experiencia en el sector financiero y la banca de inversión, para conocer cómo son las finanzas asociadas a los grandes proyectos de infraestructuras y energía y conseguir en un futuro un puesto directivo en una gran empresa de construcción.
- ¿Te siguen sirviendo los conocimientos adquiridos en la UPCT?
- Más que los conocimientos en sí, lo que sí me ha resultado fundamental es la forma de trabajar a la que te habituas en la UPCT. Es lo que me ha ayudado a enfrentar los problemas del día a día en el trabajo y a preparar el test de acceso a Wharton.
- ¿Tu ejemplo demuestra la calidad de la enseñanza en las universidades públicas?
- Cualquiera que salga de la UPCT puede llegar tan lejos como se proponga. Lo importante es esforzarse mucho y demostrar tu valía trabajando.
- ¿Intentarás seguir ligado a la UPCT?
- La UPCT siempre ha sido mi casa. Le tengo mucho cariño. Seguiré en la asociación de antiguos alumnos, intentaré retomar el doctorado que tuve que dejar por falta de tiempo y me encantaría algún día poder dar clase en esta universidad. Sería una forma de devolver lo mucho que me ha dado.
- ¿La pujanza de las grandes constructoras españolas respalda la buena imagen de nuestros ingenieros?
- Sin duda. Con la crisis, las grandes empresas han sabido diversificar su negocio e internacionalizarse y lo han conseguido gracias a sus ingenieros. Fuera de España nos damos cuenta de lo que realmente valemos.
- ¿Está vivo el sector de la obra civil?
- Sí, sobre todo en en Oriente Medio, donde hay muchísimo trabajo. Más oportunidades de lo que la gente se imagina. Y aquí confío en que repuntará el sector y podremos volver algún día a devolver lo mucho que la sociedad española nos ha dado.