Pablo Romero: «Hacer el doctorado es un reto continuo, eres tu propio jefe y tú decides hacia dónde quieres que vaya la investigación»
El ingeniero naval Pablo Romero utiliza la inteligencia artificial para simular el comportamiento de los buques en la fase de diseño
Cuando estaba estudiando el grado en Arquitectura Naval e Ingeniería de Sistemas Marinos en la UPCT poco imaginaba Pablo Romero que su futuro profesional empezaría como investigador doctoral en la misma Universidad Politécnica de Cartagena. “Descubrí el mundo de la investigación cuando estaba haciendo el máster y me gustó mucho”, asegura.
Tras hacer las prácticas del máster en Ingeniería Naval y Oceánica en Navantia decidió matricularse en el programa de doctorado de la UPCT y optó a una beca FPI de la Fundación Séneca, en marzo de 2020, para poder empezar su carrera como investigador. Y a finales de año concurrió a una plaza de profesor ayudante en la Escuela de Navales. “Opté a ella y la conseguí y ahora estoy continuando con la misma línea de investigación que inicié en el máster y, además, doy algunas clases”, relata.
Lo que más le motiva del doctorado es que “es un reto continuo, tú eres tu propio jefe y tú decides hacia dónde quieres que vaya la investigación”. Según dice, es todo un reto enfrentarse “a algo que muy poca gente ha investigado”, como es su caso. Romero está empleando técnicas de inteligencia artificial y de machine learning para predecir el comportamiento de los barcos durante su fase de diseño para evitar que una vez terminada su construcción tenga que modificarse el diseño.
Las pruebas que ha realizado indican unos resultados prometedores. El investigador asegura que a través de la inteligencia artificial se ha conseguido simular el comportamiento de un barco en algo menos de un segundo y que pueden probar unas 10.000 variaciones en 30 o 40 segundos. “Esto dota de capacidad al usuario para probar combinaciones en su entorno de diseño en cuestión de segundos”, explica.
Entre las ventajas de esta práctica cabe destacar que supone un ahorro de costes y de tiempo durante el diseño de los barcos. “Es importante conocer el comportamiento del barco tanto en estático como en la mar, ya que nadie se subiría a un crucero en el que a la menor ola todo el mundo se mareara”, ejemplifica.
Su tesis doctoral se estructura en varias fases. La primera de ellas consiste en conocer el comportamiento de los buques en estático, después cuando se mueven a cierta velocidad y una de las últimas sería para predecir cómo afecta el comportamiento del barco a la energía que se consume y cómo puede incidir en el gasto de combustible. “Si se optimiza la resistencia a la ola, se puede conseguir un ahorro de combustible significativo y esto redundaría en una menor contaminación”, añade.