El teletrabajo era la práctica de conciliación menos utilizada antes de la pandemia
Un estudio de una alumna de ADE refleja la baja satisfacción de trabajadores tanto del sector público como privado por las medidas a su disposición para compaginar vida personal y profesional
Un Trabajo Final del Grado (TFG) en Administración y Dirección de Empresas (ADE) de la UPCT ha identificado las prácticas de conciliación de la vida familiar y laboral más y menos utilizadas por los trabajadores antes de la pandemia, siendo el teletrabajo una de las medidas menos disponibles y menos usadas.
La estudiante Valeria Michelle Buenaño encuestó a centenar y medio de trabajadores para crear una novedosa escala de satisfacción con las prácticas de conciliación y para medir las diferencias entre empleados del sector público y privado. Los resultados muestran que “tanto trabajadores públicos como privados consideran que sus empresas no se preocupan suficientemente por la conciliación del trabajo y vida personal de sus empleados. De hecho, coinciden en que está mal visto por la empresa rechazar movilidad geográfica por motivos personales, ampliar la baja de maternidad o paternidad y establecer límites de horas para estar en el trabajo”, comenta la autora del trabajo.
“Los trabajadores no consiguen del todo una satisfacción que les permita sentir que son capaces de atender las demandas de su vida personal y familiar al mismo tiempo que las de su trabajo”, subraya la profesora Isabel Olmedo, directora del TFG. “Aún queda mucho trabajo por hacer en el tema de las prácticas de conciliación, la satisfacción hacia las mismas y la cultura que las facilite para incrementar el equilibrio trabajo-vida de los empleados tanto públicos como privados”, apunta Ino Martínez, directora también del trabajo, que fue ampliado y presentado en el XXX Congreso ACEDE de la Asociación Científica de Economía y Dirección de la Empresa.
“Salvo que haya una cultura de conciliación positiva, la satisfacción con el uso de las prácticas de conciliación es reducida, por efectos colaterales como un mal ambiente de trabajo, el síndrome del empleado quemado, una menor participación en actividades de formación, la falta de promoción o incluso la exclusión laboral, no favoreciendo el equilibrio trabajo-vida de las mujeres”, abunda la profesora Olmedo, indicando la investigadora Martínez que “las prácticas de conciliación que las empresas ofertan a las mujeres son insuficientes en muchos casos y, en otros, no se adaptan a sus necesidades”.
Las respuestas al cuestionario también reflejan la doble jornada que sufren las mujeres, por lo que ellas ven en mayor medida que los hombres encuestados la necesidad de una cultura de conciliación que las apoye en el equilibrio de su rol profesional y personal. En este sentido, los varones valoran mejor la oferta de prácticas de conciliación a su disposición.