García-Ayllón: «He llegado a la cima de la montaña»
El investigador de la Escuela de Caminos y Minas da clases este cuatrimestre como profesor visitante en la Universidad de Berkeley/Afirma que aprender en una universidad de las Big Five es un activo impagable
De la UPCT a California Berkeley, en plena pandemia de la COVID.19. Toda una carrera de obstáculos. Pero al final, Salvador García-Ayllón, del departamento de Ingeniería Minera y Civil, ha llegado a lo que él califica como “la cima de la montaña”. Y este cuatrimestre está como profesor visitante en la Universidad de Berkeley, una de las Big Five del índice de Shanghái. Le costó entrar a Estados Unidos por el coronavirus. De hecho, tuvo que empezar en julio sus clases online desde La Manga del Mar Menor. Ahora, con la nueva normalidad, curiosamente está dando clase online en la UPCT desde su casa, muy cerca de San Francisco.
-
Siempre deseé venir porque es una de las llamadas “Big Five” (Stanford, Harvard, MIT, Cambridge y Berkeley), las universidades que en los últimos 20 años siempre se han situado entre los cinco primeros puestos en el índice de Shanghái. Y de ellas, además de que es la única universidad pública. Es la que tiene mayor prestigio en mi área de ingeniería civil y ambiental.
-
¿Qué le transmitiría usted a los alumnos de Cartagena cuando llegue? ¿Qué le gusta de los estudiantes americanos?
-
La mentalidad aquí, en Estados Unidos, es muy diferente a la europea. Stanford y Berkeley están aquí, en pleno corazón de Sillicon Valley, la cuna tecnológica del mundo donde se fundaron Google, Apple, Facebook, Amazon y otras muchas empresas que, aunque no son muy conocidas, han surgido de jóvenes emprendedores recién salidos de su universidad (lo que llamamos nosotros nuestras empresas de base tecnológica) y están ganando mucho dinero. Eso sí, como todo en la vida, tiene su lado bueno y su lado malo. Es una sociedad muy competitiva, sin miedo al fracaso, pero donde abundan las desigualdades.
-
¿Cómo son sus alumnos de Berkeley?
-
El modelo de éxito de los alumnos es terminar la carrera, ir al banco, pedir un préstamo y empezar a trabajar. Son muy emprendedores y, sobre todo, muy competitivos. Esta universidad trabaja los 7 días de la semana, como el resto de negocios aquí.
-
¿Cómo se le presentó la oportunidad?
-
De la forma más inesperada. Un profesor de Berkeley, John Radke, leyó el artículo en El País sobre el Mar Menor Mar Menor, cuando el desprecio al medio ambiente se vuelve contra nosotros que citaba una publicación mía. Entonces John, que era director del departamento de Política Territorial y Ambiental, contactó conmigo y empezamos a colaborar juntos. Poco después me propuso venir de profesor visitante un cuatrimestre a su departamento a dar unas clases en sus asignaturas.
-
¿Por qué le llamó la atención su trabajo?
-
Hacía una comparativa entre el Mar Menor y el Salton Sea, un lago de California, similar a la laguna salada de la Región de Murcia, con una problemática similar en cuanto a presión turística y agrícola. Además casualmente se basaba en metodologías de análisis basadas en herramientas que él también estaba utilizando.
-
¿Qué líneas de investigación o trabajos tienen en común?
-
Los dos utilizamos herramientas GIS (Geographic Information Systems) como elemento común a todas nuestras investigaciones. Para mi resultaba mi atractivo porque su universidad tiene contratos con el gobierno federal, gobiernos de otros países y empresas privadas por valor de 1.000 millones de dólares al año, y abordan muchos temas con los que yo trabajo como inundabilidad, movilidad sostenible o planificación ambiental.
-
¿Qué representa para usted?
-
Dar clase en la cima de la montaña. Aprender aquí e ir a Cartagena para poder traerme parte de todo este know how que estoy adquiriendo es un activo impagable para mi y para nuestra universidad.
-
¿Qué tema de investigación les une actualmente?
-
Estamos trabajamos en cómo afecta la transformación territorial de la cuenca vertiente del Campo de Cartagena está afectando al riesgo de inundabilidad en la zona y al fenómeno de los aportes de sedimentos al Mar Menor.
-
Le llega la oportunidad y hay un momento en que la ve peligrar ¿Tanto le ha costado entrar en Estados Unidos durante la pandemia?
-
Cuando me lo ofrecieron, dije claro que voy. No era una estancia de investigación sino que iba como profesor visitante. Después de 10 meses de papeleo, de forma inesperada, saltó la pandemia.
-
¿Y entonces?
-
Al principio parecía que no pasaba nada pero hay un momento, el de la famosa proclamación 9993 del 12 de marzo en la que Trump cierra la frontera y no permite entrar a nadie a Estados Unidos. Para mi fue una faena. Yo ya tenía pagada la vivienda, contratado el seguro médico, etc. y todos los trámites realizados con ambas universidades. Pero el visado de trabajo fue cancelado por el Departamento de Estado.
-
¿Y qué hizo?
-
Recursos Humanos de Berkeley me recomendó iniciar la estancia en remoto el día 15 de julio, la fecha planificada, aunque aún no estuviese en Estados Unidos. Cosas de la nueva normalidad en esta era post-COVID. Así que empecé dando clase online en Berkeley desde la playa en La Manga en agosto, quien me lo iba a decir (Ríe).
-
¿Y pudo llegar a Berkeley en septiembre?
-
Por suerte, esa proclamación presidencial contemplaba una serie de excepciones que incluía a personas de interés para el país como personal diplomático o deportistas de élite. Entre ellos también científicos de interés para el país por temas COVID.
-
¿Y que tiene que ver usted con la COVID?
-
Por las herramientas de geolocalización y las herramientas de análisis espacial que yo utilizo, que tienen aplicación en el tema COVID. La Universidad tiene mucho peso en el país. Consiguió justificar ante el Departamento de Estado que mis trabajos con herramientas SIG relacionados con la movilidad podían ser de interés para la investigación del coronavirus. Berkeley me consiguió un visado especial para entrar al país, que mantiene sus fronteras cerradas para todos los que no sean ciudadanos americanos desde el mes de marzo. Y aquí me tienes ahora, justo al revés, dando clase online en el máster de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos de la UPCT, pero desde Berkeley. Cosas de la nueva normalidad que ha hecho que este mundo esté más globalizado. Ha sido una gran prueba para testar que podemos trabajar aunque estemos a miles de kilómetros.
-
¿Qué recordará como anécdota?
-
El aparcamiento. Aquí está muy fastidiado, como en la UPCT (entre risas). Sólo tienen reservada plaza de aparcamiento los premios Nobel de la Universidad para que te hagas una idea: tienen 65 premios Nobel entre su profesorado. Los demás tenemos que venir en bicicleta (sigue ríendo)
-
¿Usted es de los que va en bici?
-
Sí, porque aquí como las distancias son enormes por el modelo urbanístico intensivo de viviendas unifamiliares: el famoso urban sprawl americano con casitas de madera con jardín frente al porche y el coche todo terreno en la puerta. Todo el mundo tiene que desplazarse en bici o en coche.
-
¿Y vive en una casita de madera?
-
Sí, en una casa unifamiliar de madera, como las que salen en las películas. Aquí todos viven en este tipo de viviendas porque son más eficientes frente a los sismos. Aquí tenemos de todo: sismos por la falla de San Andrés, inundaciones y últimamente incendios, por lo que para mí que una de mis líneas de trabajo es el análisis territorial de riesgos naturales con herramientas GIS esto es un laboratorio estupendo...