Investigaciones en la UPCT reducen el despilfarro de alimentos
Agrónomos desarrolla investigaciones que coinciden con el objetivo del Día Mundial del Medio Ambiente 2013, cuyo lema es: Piensa, Aliméntate, Ahorra.
Publicada el 05.Jun.2013
5.junio.2013.-Envases biodegradables hechos con polímeros y que se pueden convertir en compost; envases activos e inteligentes que alargan la vida útil del alimento; el aprovechamiento de subproductos de frutas y hortalizas; nuevos equipos industriales que consumen menos energía y agua para que los procesos de conservación y distribución en la cadena alimentaria sean más sostenibles. Estas son algunas de las investigaciones que desarrolla con éxito el departamento de Ingeniería de Alimentos y del Equipamiento Agrícola de la UPCT. El objetivo: reducir los vertidos a través de la mejora de la eficiencia de la cadena alimentaria, señala el catedrático Antonio López, director del Departamento.
Estas y otras líneas de investigación que desarrollan en este Departamento coinciden con el objetivo del Día Mundial del Medio Ambiente 2013, cuyo lema es: Piensa, Aliméntate, Ahorra. La campaña encaminada a la reducción de desechos y pérdidas de alimentos.
Los investigadores de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de la UPCT orientan sus proyectos a la optimización de la cadena alimentaria, para que se disminuyan los vertidos y mejore el bienestar de la población. Los expertos calculan que una tercera parte de los alimentos que compramos acaban en la basura. Es más “las pérdidas llegan a alcanzar el 50% si se tienen en cuenta todos los eslabones de la cadena alimentaria, desde la producción agrícola, la industrialización, y la distribución”, añade el catedrático Antonio López, ya que “se pierden alimentos en toda la cadena de suministro de alimentos, incluyendo el último eslabón antes del consumo, que es el comercio minorista”.
Según el investigador, los vertidos de alimentos se originan, fundamentalmente porque los productos sobrepasan la fecha de caducidad, o no cumplen con requisitos de calidad, o no están adecuadamente adaptados a lo que demanda el consumidor.
En el mundo, según la FAO, cada año se desperdician 1,3 millones de toneladas de comida. Esta cifra equivale a la producción alimentaria de todo el África Subsahariana. Al mismo tiempo, una de cada siete personas del planeta se va a la cama hambrienta y más de 20.000 niños menores de cinco años mueren de hambre cada día.
Mejorar la salud
El departamento de Ingeniería de Alimentos también trabaja en otros proyectos para lograr que los alimentos sean más saludables y contribuyan a una mejor salud en las personas. Entre ellos han logrado, por ejemplo, unas croquetas que durante la fritura absorben menos aceite y son más agradables de comer porque empachan menos, al mismo tiempo que son más nutritivas.
Respecto a los platos precocinados, que es un sector en crecimiento continuo, estos investigadores también trabajan para mejorar sus propiedades gustativas y nutricionales, y disminuir su coste, a través de la mejora de la eficiencia de los procesos de fabricación y envasado, consiguiendo que el producto sea más aceptado por el consumidor.
Otro de los proyectos ha logrado unos envases activos, que interaccionan con el producto envasado y promueven acciones que mejoran la calidad y la vida útil del producto. Este tipo de envase supone un gran avance para la industria, ya que un envase convencional es pasivo y no logra la vida útil que consigue un envase activo.
Estos envases activos e inteligentes evitan, por ejemplo, que un vegetal se vea afectado excesivamente por el etileno. “Ponemos dentro del envase un material que lo elimina y, así, la fruta se deteriora mucho menos y se retrasa la sobremaduración”.
También mejoran las condiciones de conservación para que no sea tan necesario el frigorífico a través del uso de estos envases activos, disminuyendo así el uso del frío, y de la energía asociada a la producción de frío. Esto se puede aplicar por ejemplo en frutas y hortalizas. Estas tecnologías hacen que el producto sea más saludable y más sostenible.
Otro de los proyectos que desarrollan estos investigadores está orientado al aprovechamiento de subproductos. El Prof. López explica que en su Departamento han trabajado, por ejemplo, en el aprovechamiento de la piel y las semillas de los tomates para ser utilizados como ingredientes que mejoran la textura y el contenido en licopeno, que es un antioxidante de gran interés nutracéutico.
Estos proyectos, normalmente, se realizan en colaboración con empresas agroalimentarias de diferentes regiones de España y de otros países, utilizando financiación propia o con ayudas del CDTI, y otros fondos de I+D tanto nacionales como europeos. De esta manera, los resultados tecnológicos que se obtienen de las investigaciones se transfieren de una manera muy fluida a las empresas y a la sociedad en general.
Estas y otras líneas de investigación que desarrollan en este Departamento coinciden con el objetivo del Día Mundial del Medio Ambiente 2013, cuyo lema es: Piensa, Aliméntate, Ahorra. La campaña encaminada a la reducción de desechos y pérdidas de alimentos.
Los investigadores de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de la UPCT orientan sus proyectos a la optimización de la cadena alimentaria, para que se disminuyan los vertidos y mejore el bienestar de la población. Los expertos calculan que una tercera parte de los alimentos que compramos acaban en la basura. Es más “las pérdidas llegan a alcanzar el 50% si se tienen en cuenta todos los eslabones de la cadena alimentaria, desde la producción agrícola, la industrialización, y la distribución”, añade el catedrático Antonio López, ya que “se pierden alimentos en toda la cadena de suministro de alimentos, incluyendo el último eslabón antes del consumo, que es el comercio minorista”.
Según el investigador, los vertidos de alimentos se originan, fundamentalmente porque los productos sobrepasan la fecha de caducidad, o no cumplen con requisitos de calidad, o no están adecuadamente adaptados a lo que demanda el consumidor.
En el mundo, según la FAO, cada año se desperdician 1,3 millones de toneladas de comida. Esta cifra equivale a la producción alimentaria de todo el África Subsahariana. Al mismo tiempo, una de cada siete personas del planeta se va a la cama hambrienta y más de 20.000 niños menores de cinco años mueren de hambre cada día.
Mejorar la salud
El departamento de Ingeniería de Alimentos también trabaja en otros proyectos para lograr que los alimentos sean más saludables y contribuyan a una mejor salud en las personas. Entre ellos han logrado, por ejemplo, unas croquetas que durante la fritura absorben menos aceite y son más agradables de comer porque empachan menos, al mismo tiempo que son más nutritivas.
Respecto a los platos precocinados, que es un sector en crecimiento continuo, estos investigadores también trabajan para mejorar sus propiedades gustativas y nutricionales, y disminuir su coste, a través de la mejora de la eficiencia de los procesos de fabricación y envasado, consiguiendo que el producto sea más aceptado por el consumidor.
Otro de los proyectos ha logrado unos envases activos, que interaccionan con el producto envasado y promueven acciones que mejoran la calidad y la vida útil del producto. Este tipo de envase supone un gran avance para la industria, ya que un envase convencional es pasivo y no logra la vida útil que consigue un envase activo.
Estos envases activos e inteligentes evitan, por ejemplo, que un vegetal se vea afectado excesivamente por el etileno. “Ponemos dentro del envase un material que lo elimina y, así, la fruta se deteriora mucho menos y se retrasa la sobremaduración”.
También mejoran las condiciones de conservación para que no sea tan necesario el frigorífico a través del uso de estos envases activos, disminuyendo así el uso del frío, y de la energía asociada a la producción de frío. Esto se puede aplicar por ejemplo en frutas y hortalizas. Estas tecnologías hacen que el producto sea más saludable y más sostenible.
Otro de los proyectos que desarrollan estos investigadores está orientado al aprovechamiento de subproductos. El Prof. López explica que en su Departamento han trabajado, por ejemplo, en el aprovechamiento de la piel y las semillas de los tomates para ser utilizados como ingredientes que mejoran la textura y el contenido en licopeno, que es un antioxidante de gran interés nutracéutico.
Estos proyectos, normalmente, se realizan en colaboración con empresas agroalimentarias de diferentes regiones de España y de otros países, utilizando financiación propia o con ayudas del CDTI, y otros fondos de I+D tanto nacionales como europeos. De esta manera, los resultados tecnológicos que se obtienen de las investigaciones se transfieren de una manera muy fluida a las empresas y a la sociedad en general.